domingo, 15 de junio de 2014

LA EPOPEYA DE SHACKLETON (y II): EL ÉPICO RESCATE DE LA TRIPULACIÓN DEL ENDURANCE

El James Caird es el nombre del bote de la salvación
para los tripulantes del Endurance
Viene de: La epopeya de Shackleton (I): La expedición Imperial Transantárica

El 17 de marzo de 1916, un año y medio después de la partida de Gran Bretaña, los tripulantes del Endurance se encontraban a la deriva en un témpano de hielo a menos de 100 km de la isla Paulet pero separados de ella por un hielo intransitable que les impedía alcanzar tierra firme. 

El 9 de abril esta plataforma se partió en dos y Shackleton ordenó a su equipo embarcar en los botes salvavidas y poner rumbo a la tierra más cercana. Después de cinco angustiosos días en mar abierto los exhaustos expedicionarios desembarcaron en la Isla Elefante, a más de 550 km del lugar en que se hundió el Endurance. Era la primera vez en 497 días que pisaban tierra firme. La preocupación de Shackleton por sus hombres era tal que cedió sus guantes al fotógrafo Frank Hurley que había perdido los suyos durante el viaje en bote pero esta generosidad le costó al líder de la expedición la congelación de los dedos.

Todos los expedicionarios ayudaron a adecuar el bote
para una travesía de 1300 Km en mar abierto.
La Isla Elefante era un lugar inhóspito y alejado de cualquier ruta marítima, razón por la que Shackleton decidió arriesgarse a emprender un viaje de casi 1300 km en bote a mar abierto hasta las estaciones balleneras de la Isla de Georgia del Sur donde sabía que encontrarían ayuda. Eligieron para el viaje el más robusto de los tres botes de seis metros de eslora, bautizado James Caird en honor del principal patrocinador de la expedición. El carpintero del barco, Harry McNish, le realizó varias mejoras, como el aumento de altura de sus bandas, el fortalecimiento de la quilla y la construcción de una cubierta provisional de madera y lona, además de sellar toda la obra con pintura al aceite.

El 9 de abril de 1916 el James Caird se hizo
a la mar en busca de rescate
Shackleton eligió cinco compañeros de travesía entre ellos Frank Worsley, capitán del Endurance que se encargaría de la navegación. Shackleton se negó a embarcar comida para más de un mes porque sabía que si no alcanzaban la Isla Georgia del Sur en ese tiempo el bote y sus tripulantes se perderían para siempre.

El James Caird zarpó de la isla Elefante el 24 de abril de 1916 y en las dos semanas siguientes navegó por las aguas del océano a merced de tormentas marinas que amenazaban constantemente con volcarlo.

El 8 de mayo, gracias a la habilidad de Worsley para la navegación, avistaron los acantilados de la Isla Georgia del Sur, pero vientos huracanados les impidieron llegar a tierra. El grupo se vio obligado a capear el temporal lejos de la costa para evitar estrellarse contra las rocas. Al día siguiente, los exhaustos tripulantes fueron capaces de poner pie en tierra en la deshabitada parte sur de la isla. Tras un período de descanso y recuperación, y en lugar de asumir el riesgo de navegar hasta las estaciones balleneras de la costa norte, Shackleton decidió intentar el cruce de la isla por tierra por una ruta nunca antes transitada, ni siquiera por los balleneros noruegos.


El diario británico-chileno The Magellan Times
se hizo eco del rescate el 7 de septiembre de 1916
McNish, Vincent y McCarthy se quedaron en el punto de desembarco de la costa sur, mientras Shackleton, Worsley y Crean anduvieron en 36 horas los 51 km de terreno montañoso que los separaban de la estación ballenera de Stromness donde llegaron el 20 de mayo de 1916.

Shackleton envió inmediatamente un bote para recoger a los tres hombres que se quedaron en la costa sur mientras él se puso a trabajar para organizar el rescate de los hombres de la Isla Elefante, que llevaban aislados allí cuatro meses y medio. Los tres primeros intentos de ir a su rescate resultaron infructuosos por culpa del hielo, que bloqueó los accesos a la isla. Ernest Shacleton solicitó ayuda al gobierno chileno y este le ofreció usar un barco de su armada. El Yelcho, que es como se llamaba este barco llegó a la Isla Elefante el 30 de agosto y Shackleton evacuó rápidamente a los 22 hombres, que llegaron a Valparaíso, en Chile, donde una multitud les dio la bienvenida a la civilización.

Los restos de Shackleton descansan para siempre
en la Isla Georgia del Sur
Todavía restaban los hombres del equipo del mar de Ross, que habían quedado atrapados en el cabo Evans en el estrecho de McMurdo después de que su barco, el Aurora, fuera arrancado de sus amarres durante una tormenta y arrastrado a alta mar con dieciocho hombres a bordo y dejando diez en tierra.

El barco llegó a Nueva Zelanda después de una deriva de varios meses. Shackleton viajó para unirse al Aurora y navegó en él para rescatar a los diez hombres del equipo del mar de Ross. Este grupo, a pesar de las muchas dificultades, había llevado a cabo su misión de crear depósitos de suministros, pero desgraciadamente habían perdido a tres miembros, entre ellos su comandante Aeneas Mackintosh.

Estatua de Ernest Shackleton.
Royal Geographical
Society. Londres
Aunque parezca increíble después de lo ocurrido Shackleton intentó organizar de nuevo una expedición que lo llevara al Polo Norte aunque finalmente, y a pesar  reunir la financiación necesaria, decidió regresar a la Antártida y aunque parezca imposible lo siguieron varios de los marinos que lo habían acompañado en la expedición anterior. El nuevo viaje hacia la Antártida zarpó el 24 de septiembre de 1921 y se desarrolló sin incidentes hasta que Shackleton sufrió un ataque cardiaco y falleció el 5 de enero de 1922 curiosamente en la Isla de Georgia del Sur a la edad de 47 años.

Aunque su cuerpo fue devuelto a Inglaterra, su viuda solicitó que fuera enterrado en Georgia del Sur, muy cerca de la antigua base ballenera donde encontraron la ayuda necesaria para regresar con vida en su penúltimo viaje. Hoy en día la tumba es visitada por multitud de aventureros y turistas que pasan por la zona y que rinden homenaje a aquel marino que la historia recordará por su valentía y tesón.

















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